La deslegitimación de un presidente de
papel
Los
colombianos no podemos seguir permitiendo que los gobernantes de turno hagan lo
que quieren, cuando quieren y como quieren; es hora que la ciudadanía despierte
y haga frente a las decisiones políticas que solo benefician a los círculos del
poder. Es imposible ocultar mi rechazo a
la decisión del presidente de la republica de desconocer las recomendaciones de
la comisión interamericana de Derechos Humanos, abriendo las puertas para una
posible sentencia en contra por parte de la corte interamericana de Derechos
Humanos de carácter vinculante.
Mientras
escribo estas palabras de desesperación, Gustavo Petro comienza su discurso en
la plaza de bolívar. Es inconcebible que las instituciones del Estado
desconozcan la democracia y los derechos de los ciudadanos con base en prebendas políticas e intereses
de unos pocos capitalistas con avaricia incomprendida y desfachatez absoluta. El
mensaje que ha mandado el presidente, el procurador y el Consejo de Estado es
que: ”el voto en Colombia no sirve para
nada” como lo dijo en su discurso Gustavo Petro.
Los
colombianos no podemos seguirnos arrodillando frente a la oligarquía,
permitiendo que cada persona desconozca derechos políticos. El procurador
general de la nación, el cual parece más un sacerdote medieval necesitado de la
sangre del alcalde mayor de Bogotá. Bien lo diría el fiscal general de la nación,
Eduardo Montealegre “señor procurador usted tiene una concepción del derecho
del siglo xvii” es indiscutible que la decisión en la destitución de Gustavo
Petro es una decisión política, influenciada por el señor Uribe y los dueños de
los monopolios; a los cuales le dolió el bolsillo cuando en Bogotá se buscó una
dignidad humana para las clases menos favorecidos.
Me
duele que el país este ciego ante el mejor alcalde que ha tenido Bogotá en los últimos
20 años o tal vez más. Bajo el costo de los servicios públicos, bajo los costos
del transmilenio, brindo oportunidades de trabajo estable para los
recicladores, peatonalizo la carrera 7, incentivando el comercio, arreglo el
desastre de la 26 y fue honesto. Tal vez el peor error de este señor fue tratar
de cambiar el sistema neoliberal impuesto desde el gobierno Gaviria. Santos
acaba de firmar su salida del Palacio de Nariño, desde la fecha los colombianos
debemos hacernos sentir diciendo no a la reelección de un presidente sucio, que
no ha respetado el campesinado colombiano. Es hora de que el pueblo colombiano
desde las mismas universidades haga frente al sistema imbécil que tiene inmersa
este país en la pobreza.
Por
eso Colombia tiene un presidente de papel, alguien que le importa más su afán de
poder, sobre los derechos de las personas en un país devastado. Es hora de
plantear en el país un paro nacional total, de tal forma cambiaran las
instituciones y podremos crear el país que necesitamos. País de “gobos” sinvergüenzas.
jorge villalobos
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