jueves, 16 de mayo de 2013


Soldado sin uniforme


No sé por qué razón aquel uniforme verde, camuflado y de aparente  prestigio, me causa gracia, resentimiento y hasta desprecio. Tal vez porque he llegado a la conclusión que un país entre más fuerzas militares tenga, mas desadaptado es su pueblo que requiere de ellos para poder convivir. Otra de las razones es como las fuerzas militares en Colombia se han visto inmersas en diferentes escándalos a nivel nacional, ya sea por violaciones sistemáticas a los derechos humanos, por nexos con el narcotráfico y el paramilitarismo o por la ineficacia de los servicios que prestan.

Un pueblo que requiere más de  400.000 militares demuestra claramente que tiene un alto porcentaje de discordias entre sus habitantes, desde luego que en el caso colombiano hay que contemplar el conflicto armado interno, pero es desproporcional puesto que  los guerrilleros en Colombia no superan los 30.000. una vez más el problema es de cultura, los colombianos tenemos una posición cómoda y agresiva frente a la vida; somos conformistas porque nos limitamos a hacer lo suficiente, cualquier limosna es bien recibida aun cuando debería ser una ofensa; somos agresivos por naturaleza como lo diría Tomas Hobbes, nos da envidia ver surgir a nuestros conciudadanos y lo más grave necesitamos de un policía en cada esquina para que no nos matemos.

No creo ser el único en ser víctima de la mala administración en las fuerzas militares, particularmente en el caso del servicio militar obligatorio. Las personas que atienden estos trámites son déspotas y creen tener la verdad revelada, nunca dan una información completa, para pedir una cita hay que rogar por más de 1 mes, el sistema informático es totalmente desordenado, declaran remiso al que les cae mal. En cuanto al servicio militar obligatorio es una ofensa que dicho requisito sea obligatorio, puesto que atenta contra el derecho ha escoger libertad de profesión, arte u oficio; por lo tanto el servicio militar debe ser voluntario, como se establece en países como argentina, Chile o Bolivia, países que están un paso más adelante del desarrollo, pero no un desarrollo de cemento y metal, un desarrollo cultural que consagra el respeto a la dignidad humana y al medio ambiente. En Colombia no hay cosa más denigrante para una persona que aquel examen “medico” para ingresar a las fuerzas militares, más conocido como “el tanteo”, después de una situación de estas la persona queda reducida a nada, puesto que se le vulnero su intimidad, no hay cosa más estúpida que publicar a 20, 30 0 50 personas los testículos de un muchacho que solo siente temor, a la luz de un militar que goza con aquel acto degradante. En Colombia debería ser obligatorio la salud, la educación y la vivienda, pero en cambio nos garantizan 1 o 2 años de malos tratos dentro de las fuerzas militares.

No pretendo atacar a aquellos soldados de la patria que por asar del destino pertenecen a las fuerzas militares, al contrario es una llamado para que sea más humanos, pero si es un ataque crítico, mas no violento, a la institución que “protege” a los colombianos. Sueño con el día que por fin se venzan los lasos de la desigualdad; sueño con el día que cada niño de este país tenga donde estudiar; sueño con el día que el cien por ciento de la población pueda entrar a una universidad y sueño con el día que el servicio militar sea una opción y no una prioridad. Por ser un soñador me considero un soldado sin uniforme.

Jorge Villalobos

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